jueves, 27 de julio de 2017

Del poemario inédito "El colibrí de mi ventana"


Soy

 
Soy más allá del mar,
Soy más acá del río.
Soy agua profunda de sal y dulce.
Leve fragancia de palma que lleva mariposa.
Soy hombre perdido entre aceras descalzas.
Loma empinada sobre el verde;
alma azul en madrugada abierta.
Soy la promesa de un regreso;
la esperanza hecha quimera…

Soy.


lunes, 24 de julio de 2017

Del poemario El néctar de las abejas


Cruzada victoriosa

 
Estrictamente solo,
con el arma empuñando la batalla
desafiando cada río en su crecida
cruzando cada mar en su avalancha.

Estrictamente solo,
me lleva el misterio de la guerra
me aferra las manos a las paredes
me esquiva el intento en la mirada.

 Estrictamente solo,
sin coraza de acero protegiendo el pecho
con escaso arsenal en la mochila
pero atento al temor de la cruzada.

Llegaré victorioso en mi navío oscuro
con el alma triunfante y estrictamente solo.

                     Ed. El salvaje refinado, 2004


sábado, 22 de julio de 2017

Del libro "La virginidad de los recuerdos"


El muchacho, El Barbudo

y el lejano Oriente

 

Aquel niño volvió a sentirse con la mirada perdida, y sus pies tambaleaban sobre la cuerda floja que le ofrecía la vida. Tan solo 12 años y una barba gigante se encargaba de dictaminar leyes que censuraba a los diferentes, a los que por mandato de Dios eran distintos o sensibles… quién sabe cómo clasificarlos… había muchos modos; duros y crueles que bautizaban al muchacho de los 12 años, cuando el dedo acusador dijo que no era digno de ser un Pino Nuevo.

 Así las cosas en aquella barriada de Oriente, donde el calor consumía la carne y debilitaba a los huesos, así las cosas por aquel barrio de los tristes marginados… de los distintos, de los diferentes…

Una lágrima corrió para quedar grabada de por vida, en el joven corazón de aquel muchacho del lejano Oriente. Año 1970.

Disponible por amazon.com
 

viernes, 21 de julio de 2017

Del poemario El suicidio de las sombras


Habemus Papam

 Me cuenta la muchacha que él irá a la cruz.
Que de blanco estarán los peldaños y volarán palomas.
Ella dice que habrá campanas y rezos,
que lloverá de nuevo como en el antiguo mayo.

 Yo pienso que nada cambiará la historia,
donde se sembró dolor y se castiga la palabra.
Esa muchacha es quimérica,
pero guarda en su rosario la esperanza…

 La muchacha de mi pueblo lleva el crucifijo,
que tiempo atrás escondió bajo su cama.

 

El agua, la isla y yo

 
El agua, el agua me lleva y me regresa;
me asfixia y me libera.
Me hace pez y barca sin puerto.
Arrastra mi cuerpo hasta la orilla
donde gaviotas danzan el olvido.

El agua engulle y limpia.
Provoca y ciega los laureles.
El agua me convierte en isla.

jueves, 20 de julio de 2017

Del poemario "Delirios"


1


Era un silencio de tú y yo.
Un silencio sin pausas,
como el mar cuando se agita en su marea.
Un cemento oscuro
desmorona el manto de luna,
donde el frío hacía pedestales
de un cuerpo inexistente.
Era el alma que flota,
como bandera de ausentes colores
y sin estrella.


3
 
Ella apareció cual virgen de manto azul,
regando con su mano un aroma de lirios.
Su pecho erguido despuntó fronteras
y en su regazo un niño llora.
¿Es ella la virgen de mi altar?
No creo.
Mi altar está lejos,
allá donde la yerba crece.

 

 
Mi altar está lejos,
allá donde la yerba crece


4

 Ya llegaron.
Lo sé por el olor que desprende la mañana.
No hay voces de bienvenidas
ni aplausos ni risas.
Hay tregua silenciosa
callada y temerosa,
como el día en que murieron las flores.
Ese día no fue mío,
tampoco de ellos.
Dicen que era el día de los que se fueron.

Fragmento de mi noveleta "Del otro lado de las costas"


[...] Celeste vivía en la casa de abajo, ella prefirió esa y no la de arriba, aunque estaba desocupada cuando ella y Gustavo fueron a vivir allí. La casa de abajo tenía un ventanal envidiable, que si bien el ruido de los muchachos en la calle se colaba hasta la cocina y a veces resultaba bastante fastidioso, en época de verano, era una bendición de Dios. Por allí se escabullía una brisa que ella nunca supo de dónde salía, pero llegaba como bálsamo a refrescar a la familia. Pero aquella tarde —era una tarde del mes de enero—, con un incipiente frente frío que decidió visitar al caimán dormido, el ventanal se encontraba cerrado y Celeste disfrutaba de un recién colado café, con su amiga Nena, cuando sonó el timbre del teléfono...
 
Disponible en amazon.com
 

miércoles, 19 de julio de 2017

Ausencia


La noche llegó preñada de silencios,
sin lunas, ni estrellas, ni pájaros…
llegó con la boca cerrada
y con la sonrisa ajena.

La noche llegó asustada,
sin el menor vestigio de una estrella.
De negro, enlutada,
con velo gris en la mirada.

La noche llegó sin ecos…
repartiendo tu ausencia
entre las nubes…


Del poemario Barquito de papel




 

Ángulo perfecto


 

Hay un espacio que se mueve
entre el azogue y el cristal.
No hay rostro definido,
solo una blanca luz como loma de desierto.
Escucho entonces
una voz agazapada de recuerdos,
con sabor a naranja
y un poco de mango que se exprime
en el árbol del viejo patio.
Vuelvo a buscar el rostro perdido
y allí me veo;
en el espacio que se movía
entre el azogue y el cristal…

 Ese era el ángulo perfecto.
 
Del poemario Barquito de papel
 
 

La casa del poeta

Miré hacia el espacio ajeno
y encontré al poeta con la puerta cerrada.
La lluvia hacía brisa de recuerdos sobre cristales oscuros.
Ya no era la casa de antaño
donde sembró los mangos con el primer poema.
El tiempo fustiga, lleva negro en la noche…
Mientras la paloma del patio se convierte en migajas.

Del poemario Los vientos del sur
 
 


 

El mensaje de la mosca

Hay una mosca que se posa
en la taza que te extraña.

Un silencio; una ventana
y una mosca que me dice
             que no estás.



Del poemario Los vientos del sur

Como aquel Caballero de París




Como aquel caballero
de reverencias de mar y sonrisas.
Con flor en mano y periódico en brazo.

Como aquel caballero
de larga melena
de trote agigantado
sobre asfalto marchito.

Como aquel caballero
que vino de otras tierras
a transitar las mías:
aquí estoy en el recuerdo;
con la rosa en la solapa
y la torre de Eiffel que me regala.
 
 
Del poemario: Los vientos del sur