viernes, 21 de julio de 2017

Del poemario El suicidio de las sombras


Habemus Papam

 Me cuenta la muchacha que él irá a la cruz.
Que de blanco estarán los peldaños y volarán palomas.
Ella dice que habrá campanas y rezos,
que lloverá de nuevo como en el antiguo mayo.

 Yo pienso que nada cambiará la historia,
donde se sembró dolor y se castiga la palabra.
Esa muchacha es quimérica,
pero guarda en su rosario la esperanza…

 La muchacha de mi pueblo lleva el crucifijo,
que tiempo atrás escondió bajo su cama.

 

El agua, la isla y yo

 
El agua, el agua me lleva y me regresa;
me asfixia y me libera.
Me hace pez y barca sin puerto.
Arrastra mi cuerpo hasta la orilla
donde gaviotas danzan el olvido.

El agua engulle y limpia.
Provoca y ciega los laureles.
El agua me convierte en isla.

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