El muchacho, El Barbudo
y el lejano Oriente
Aquel
niño volvió a sentirse con la mirada perdida, y sus pies tambaleaban sobre la
cuerda floja que le ofrecía la vida. Tan solo 12 años y una barba gigante se
encargaba de dictaminar leyes que censuraba a los diferentes, a los que por
mandato de Dios eran distintos o sensibles… quién sabe cómo clasificarlos…
había muchos modos; duros y crueles que bautizaban al muchacho de los 12
años, cuando el dedo acusador dijo que no era digno de ser un Pino Nuevo.
Una
lágrima corrió para quedar grabada de por vida, en el joven corazón de aquel
muchacho del lejano Oriente. Año 1970.
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